Por Nick Wyke
Cuando las poblaciones de sardina ibérica descendieron drásticamente, los sectores pesqueros de España y Portugal se unieron para intentar garantizar el sustento de los pescadores y la salud de su preciado pez.
Acaban de cargar las redes en el Vitória Coentrão, es casi medianoche y la tripulación está lista para zarpar. Durante la noche, ya en el mar, hay que largar cuidadosamente la gran red con la esperanza de capturar muchos peces de una lanzada.
"La pesca con redes de cerco es una de las técnicas de pesca más bonitas que hay. Es como una obra de arte, cuando ves el movimiento del banco de sardinas y el de la red" - dice Francisco Santos, capitán del Vitória Coentrão.
El barco, de 25m de eslora, regresa después de amanecer, el sol naciente marca el camino de regreso al muelle. Descargan y clasifican el pescado, una masa de sardinas plateadas de las cuales algunas se enviarán frescas a la fábrica de conservas local. Las demás van destinadas al bullicio de las subastas matutinas, listas para resplandecer en los puestos de los mercados en el verano.
"Lo que más me gusta es el torrente de adrenalina que me da al regresar a tierra con el pescado que necesitamos porque el día se nos ha dado bien", reflexiona Adriano Pinto, contramaestre del Vitória Coentrão.
Adriano Pinto, contramaestre del Vitória Coentrão ©Flymedia
El colapso de las poblaciones
Esta rutina se vio interrumpida hace 11 años, en el verano de 2014, cuando la certificación de MSC de la pesquería de sardina portuguesa fue suspendida.
Según el informe de seguimiento independiente que se realiza todos los años para garantizar que la pesquería sigue cumpliendo con el Estándar de Pesquerías MSC, al nivel que estaban operando, ya no podían mantener la sostenibilidad de las poblaciones de sardina las cuales llevaban años disminuyendo y no se estaban recuperando al ritmo esperado debido a su bajo índice de reclutamiento (número de nuevos peces en edad reproductiva que se incorporan a la población), a la presión pesquera y a las cambiantes condiciones ambientales.
La situación fue de mal en peor, en 2017 la población se encontraba en estado crítico y la pesquería al borde del cierre total.
La célebre sardina "capturada en casa", un alimento básico de la dieta portuguesa y española, un recurso socioeconómico esencial y un símbolo centenario se enfrentaba a un futuro incierto.
Pescador repara la red ©DavidVVisuals
Tiempos difíciles
Santos viene de una familia de pescadores: "llevamos la pesca en la sangre". Recuerda el terrible mareo de la primera noche que se hizo a la mar en 1985, con un viento del norte implacable y el balanceo del barco. Como la mayoría de los pescadores, Santos lo superó y aprendió a amar y respetar la vocación que había elegido. "Trabajar en el mar todos los días es un privilegio – dice – el océano es mi campo de fútbol. Es donde me siento bien". Pero al no tener un trabajo estable, pasó apuros.
Fueron momentos difíciles para muchos de los pescadores cuyo sustento dependía de la regularidad y abundancia de las capturas. Durante los periodos en paro algunos intentaron vender y otros se vieron obligados a pescar otras especies menos rentables, como el jurel o la anchoa. Varias empresas de transformación no tuvieron más remedio que cerrar o reducir su capacidad operativa.
"Pasamos por grandes dificultades. Tuvimos que pasarnos siete años, siete zafras, trabajando cuatro o cinco meses y luego parados el resto del año" – añade Santos. "Sin ingresos extra y sin subsidios de ningún sitio. Las empresas tuvieron que apretarse el cinturón y redujeron tripulaciones y sus gastos en combustible y en redes. Al final, como no podía pescar nada, me arruiné".
“Esta situación puso de relieve la vulnerabilidad de los pescadores y que para garantizar la sostenibilidad de la pesca había que trabajar en equipo y perseverar”
Director de Marine Stewardship Council en España y Portugal
Generar confianza
Según Humberto Jorge, presidente de la Asociación Nacional de Organizaciones de Productores de Pesca de Cerco portuguesa (ANOPCERCO): "Fueron años de supervivencia, solo faenábamos cuatro o cinco meses al año y con unos límites de captura muy bajos en comparación con lo que estábamos acostumbrados. Pero pudimos adaptarnos y mantener este sistema de gestión sin perder de vista la sostenibilidad del recurso".
Casi una década después, las poblaciones de sardina gozan de una salud robusta. La pesquería de sardina ibérica con redes de cerco ha obtenido la certificación conforme al Estándar de Pesquerías de MSC, lo cual le exige demostrar que las poblaciones están sanas, que está bien gestionada y que ha reducido su impacto ambiental. En dicha certificación hay incluidos 317 barcos que faenan a lo largo de la costa desde el golfo de Vizcaya hasta el estrecho de Gibraltar.
Recién certificada. Los pescadores recogen las redes ©DavidVVisuals
Los pescadores desempeñaron un papel esencial en este retorno. Las flotas y gobiernos de Portugal y España se unieron para dar un vuelco a la situación. "Les ayudó el hecho de que, desde un punto de vista técnico, sus estructuras empresariales y por tanto sus barcos eran muy similares" – añade Jorge.
Acordaron desarrollar un plan de gestión basado en datos científicos con una serie de reglas de control de captura cautelares e implantar vedas y límites anuales de pesca en función de los datos más completos que había disponibles.
"La naturaleza también ayudó, durante varios años se incorporó un gran número de juveniles a la población de sardina" – apunta Alberto Martín, director de Marine Stewardship Council en España y Portugal. Mientras tanto, las ONG se aseguraron de que se escuchara a la sociedad civil y compartieron datos actualizados sobre diferentes aspectos de la conservación marina, en particular sobre la cuestión de las interacciones entre las especies vulnerables y la pesca con redes de cerco.
Esta crisis ha activado en Portugal un nuevo tipo de colaboración entre científicos y pescadores. Desde 2017, hay barcos oceanográficos participando activamente en las campañas nacionales de toma de muestras biológicas que dirige el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA). Dicha participación ha permitido adoptar un nuevo enfoque en el modo de identificar a los bancos de peces.
La pesquería de sardina ibérica con redes de cerco
317
barcos
15
organizaciones de productores pesqueros de España y Portugal
3
asociaciones clave de la industria alimentaria portuguesa
"Los pescadores, además de participar en estos estudios, también nos dieron permiso para tener observadores a bordo en el mar a fin de que pudiéramos recabar datos sobre su esfuerzo pesquero, las especies que capturaban y las interacciones con depredadores superiores" – declara Laura Wise, especialista en datos del IPMA de Lisboa y encargada de evaluar a la población de sardina.
Esta colaboración ha contribuido a fomentar la confianza mutua y a mejorar la calidad de los datos que nos permiten conocer mejor las poblaciones de peces y gestionarlas de forma sostenible. Asimismo, ha demostrado que el sector pesquero desempeña un papel clave en la protección del mismo recurso del cual depende.
"Cuando los pescadores basan sus capturas en las recomendaciones científicas y cuando las organizaciones de productores están de acuerdo también, el resultado es un éxito" - dice José Fernandes, ministro de Agricultura y del Mar de Portugal. "Es un buen ejemplo de lo que dos países pueden hacer en materia de recuperación de la población de sardina, obviamente con la ayuda de todo el sector".
La industria conservera: orgullo y tradición
Las fábricas de conservas han sido durante mucho tiempo un elemento esencial del panorama pesquero de Portugal y España. Muchas de ellas tuvieron dificultades también cuando las poblaciones de sardina estuvieron a punto de colapsar a mediados de la década pasada. Pero hoy en día se están construyendo nuevas fábricas de conservas de pescado en Portugal y España.
"Nadie más que nosotros, el sector productor y pesquero, ha hecho los sacrificios necesarios para garantizar la recuperación de este recurso y mantener la importancia de la certificación" - declara el Dr. José Freitas, presidente de la Asociación Nacional de las Industrias de Conservas de Pescado de Portugal (ANICP).
Sardinas recién enlatadas en Conservas Portugal Norte ©Flymedia
El enlatado es un oficio histórico con una perspectiva moderna. Las sardinas se sumergen, como se lleva haciendo desde hace más de un siglo, en una solución de salmuera. A continuación, un equipo de mujeres retira con enorme habilidad la cabeza y las vísceras y cortan la cola con unas tijeras afiladas como cuchillas. Se trata de un trabajo especializado, repetitivo y preciso, fundamental en el enlatado tradicional de las sardinas y que las máquinas no han podido aún reemplazar por completo.
"Es una empresa arraigada en el orgullo y la tradición, pero deseosa de asegurar su futuro invirtiendo en la sostenibilidad a largo plazo" – dice Cláudio Ribeiro, gerente comercial de Conservas Portugal Norte, una empresa conservera situada en el puerto de Matosinhos, al norte de Oporto.
El atractivo de las conservas de pescado ha mejorado a lo largo de la última década gracias a un nuevo enfoque orientado a la calidad y al abastecimiento ético con un diseño vintage. "Ser una sardina portuguesa certificada significa combinar tradición, cultura y arte con un compromiso con la trazabilidad, que es lo que nos brinda el sello de MSC" – añade el Dr. Freitas.
“Las sardinas tienen un vínculo umbilical con Portugal; son parte de nuestra cultura y de nuestra vida. No hay un hogar portugués en donde no haya sardinas en verano y, prácticamente, no hay ningún portugués que a lo largo del año no coma sardinas”
Presidente de la Asociación Nacional de las Industrias de Conservas de Pescado de Portugal (ANICP)
Valor sostenible
Según muchos grupos de interés, la certificación de MSC ha desempeñado un papel fundamental en el resurgimiento de las sardinas. El sello de sostenibilidad está teniendo gran repercusión entre todos los integrantes de la cadena de suministro, desde los pescadores a las distribuidoras, ya que los consumidores buscan cada vez más información veraz sobre el origen y la sostenibilidad de los productos del mar que adquieren.
"Unir nuestras sardinas de alta calidad al prestigio de la certificación es lo mejor que nos podía haber pasado porque a todo el mundo le gusta o desea algo de calidad" – dice el patrón Santos.
En términos de marketing, la sardina ha pasado de estar considerada un alimento básico para pobres a convertirse en una opción nutritiva y gourmet.
Tortillas de sardina y guacamole ©DavidVVisuals
"Es un producto de calidad listo para comer. Algo así como comida rápida, pero extremadamente saludable, que es muy importante. Cada vez hay más gente que se está dando cuenta de ello" – declara Ribeiro.
"Con el valor añadido que supone que las sardinas ibéricas cuenten ahora con la certificación de MSC y toda la preocupación por la economía azul y la sostenibilidad de los océanos, esto es muy importante".
Fernandes llama a la sardina ibérica "el superalimento del Atlántico" y añade: "Son buenas para la salud y contribuyen a la gastronomía y al turismo. Es un producto económico, valioso a nivel social y cultural y su sello [de MSC] aporta implícitamente un valor añadido, lo que permite fortalecer aún más su historia y su cultura".
“Para los consumidores de sardinas, el Sello Azul significa que son un producto que viene respaldado por una red de profesionales de confianza que trabajan para hacer las cosas bien”
Director de Marine Stewardship Council en España y Portugal
Retos actuales
Hay en marcha planes de gestión sostenibles para reforzar a largo plazo la viabilidad de la sardina y garantizar que la pesquería no vuelva a sumirse en la estéril y preocupante etapa que siguió a la suspensión de su certificado en 2014. Sin embargo, una industria que depende de los caprichos de la naturaleza siempre va a tener que hacer frente a algún reto. En la actualidad, las olas de calor marinas y el cambio climático siguen siendo motivos de gran preocupación.
La temperatura del agua afecta significativamente a las sardinas ya que son peces pelágicos pequeños que habitan en aguas intermedias (ni someras ni muy profundas). "Tienen una vida corta y son muy sensibles y vulnerables a las condiciones ambientales, como la temperatura y la disponibilidad de alimento – declara Laura Wise – especialmente cuando se encuentran en la primera etapa de su vida".
Según un estudio internacional, los peces como la sardina europea se están alejando cada vez más de sus entornos mediterráneos tradicionales (en inglés) para dirigirse al mar del Norte o incluso al Báltico debido al rápido calentamiento de los océanos. Esto debe ser objeto de seguimiento, ya que los cambios registrados en las corrientes oceánicas y el calentamiento de las aguas están modificando la distribución de las poblaciones de peces y alterando la estructura de los ecosistemas.
Aun habiendo controles establecidos, la pesca de la sardina es imprevisible: " Cada año es diferente. No hay dos años iguales – comenta Santos – este año ha sido fantástico para la sardina, buena calidad y buen tamaño, parece que vinieran del cielo. El año pasado, por ejemplo, hubo mucha sardina, pero eran de peor calidad".
Francisco Santos, capitán del Vitória Coentrão ©Flymedia
Rumbo a un futuro azul
Gracias a la colaboración entre pescadores, productores, científicos y el Gobierno, en Portugal esperan poder garantizar la supervivencia de su apreciada sardina para las generaciones futuras. Una población de sardina sana garantiza el empleo, el orgullo y la estabilidad económica local.
La gente va a poder seguir disfrutando del cálido ambiente de la Fiesta de San Antonio el 12 de junio, en Lisboa y en docenas de festejos a lo largo de la costa en donde "la plata del mar" es la estrella del espectáculo, y saborear unas sardinas a la parrilla con un poco de sal y una copa de Vinho Verde frío.
"Afortunadamente, hemos pasado página y estamos en un momento fantástico, con 10 u 11 meses de trabajo y sardinas certificadas de buena calidad" – añade Santos.
“Ahora los pescadores trabajamos diferente. Tenemos una mentalidad que sale al mar hoy pensando en el mañana”
Captán del Vitória Coentrão
10 000 toneladas
Cuota de sardina conjunta de Portugal y España en 2017
34 406 toneladas
Cuota de Portugal en 2025
17 332 toneladas
Cuota de España en 2025
Al recordar la crisis y la pérdida de la certificación, Ribeiro reflexiona: "En aquel momento fue difícil. Tuvimos que reajustarnos y adaptarnos todos. Pero de ahora en adelante, vamos a hacer todo un esfuerzo conjunto para garantizar que esto no vuelva a suceder y que las sardinas con sello de MSC sean un producto habitual en los expositores".
La última palabra la tiene el orgulloso capitán Santos: "En el pasado cometimos errores, sin duda, pero hemos aprendido de ellos. Hoy, con ideas nuevas, culturas nuevas, empleos y maquinaria nuevos, estamos comprometidos con la pesca sostenible para que todo salga bien, tanto para los consumidores como para los pescadores".

